LOS MITOS Y LOS
SÍMBOLOS
Los mitos estaban
destinados al centro «EMOCIONAL SUPERIOR»; los símbolos, al centro «INTELECTUAL
SUPERIOR».
Por este hecho, todos
los esfuerzos emprendidos para comprender o explicar, con la razón solamente,
los mitos, los símbolos, así como también los aforismos que dan un resumen de
su contenido, están predestinados al fracaso.
Siempre es posible
comprender todo; pero en cada caso es necesario el centro apropiado.
La preparación, sin
la cual no es posible recibir las ideas de la ciencia objetiva, debe hacerse
por medio del pensamiento, pues solamente un pensamiento bien preparado puede
transmitir estas ideas a los centros superiores, sin introducir en ellas
elementos ajenos.
"Los símbolos
empleados para transmitir las ideas de la ciencia objetiva, incluían los
diagramas de las leyes fundamentales del universo, y transmitían no sólo la
ciencia misma, sino que mostraban igualmente el camino para alcanzarla.
El estudio de los
símbolos, de su estructura y de su significación, formaba una parte muy
importante de la preparación sin la cual no es posible recibir la ciencia
objetiva, y era en sí una prueba, porque una comprensión literal o formal de
los símbolos se opone a la adquisición de todo conocimiento ulterior.
"Los símbolos
estaban divididos en fundamentales y secundarios: los primeros comprendían los
principios de diferentes ramas de la ciencia; los segundos expresaban la
naturaleza esencial de los fenómenos en su relación a la unidad.
"Entre los
aforismos que daban un resumen del contenido de numerosos símbolos, el
siguiente tenía una importancia particular: como arriba así abajo — primeras
palabras de la Tabla
Esmeralda de Hermes Trismegisto.
Esta fórmula
significaba que todas las leyes del cosmos podían ser encontradas en el átomo o
en cualquier otro fenómeno que existe como algo realizado conforme a ciertas
leyes.
El mismo sentido se
encontraba en la analogía establecida entre el microcosmos — el hombre,
y el macrocosmos — el universo.
Las leyes
fundamentales de las tríadas y de las octavas penetran todas las cosas, y deben
ser estudiadas simultáneamente en el hombre y en el universo.
Pero el hombre es
para sí mismo un objeto de estudio y de ciencia más cercano y más accesible que
el mundo de los fenómenos que le son exteriores.
Por consiguiente, si
se esfuerza por alcanzar el conocimiento del universo, el hombre debe comenzar
por estudiar en sí mismo las leyes fundamentales del universo.
"Desde este
punto de vista, otro aforismo: Conócete a ti mismo, toma un sentido
particularmente profundo; es uno de los símbolos que llevan al conocimiento de
la verdad.
Así el estudio del
mundo y el estudio del hombre se sostendrán el uno al otro.
Al estudiar el
universo y sus leyes, el hombre se estudiará a Sí mismo, y al estudiarse a sí
mismo, estudiará el universo.
En este sentido, cada
símbolo nos enseña algo sobre nosotros mismos.
"El estudio de
los símbolos puede ser abordado de la manera siguiente: ante todo, al estudiar
el mundo de los fenómenos, el hombre debe ver en todas las cosas la
manifestación de dos principios opuestos que, según sus conjunciones o sus
oposiciones, dan tal o cual resultado, reflejando la naturaleza esencial de los
principios que los han creado.
Esta manifestación de
las grandes leyes de dualidad y de trinidad, la ve el hombre
simultáneamente en el cosmos y en sí mismo.
Pero con relación al
cosmos, él es un simple espectador, que no ve sino la superficie de los
fenómenos, que le parecen moverse en una sola dirección, cuando en realidad se
mueven en múltiples direcciones.
Pero con relación a
sí mismo, su comprensión de las leyes de dualidad y de trinidad puede
expresarse bajo una forma práctica; cuando comprende realmente estas leyes,
puede limitar la manifestación de ellas a la línea permanente de lucha contra
si mismo en el camino del conocimiento de sí.
Y de esta manera,
introduce la línea de la voluntad, primeramente en el círculo del
tiempo, luego en el ciclo de la eternidad, cuya realización creará en él el
gran símbolo conocido bajo el nombre de Sello de Salomón.
"La transmisión
del sentido de los símbolos a un hombre que no ha adquirido ya una comprensión
en sí mismo, es imposible.
Esto parece una
paradoja.
Pero sólo aquel que
ya posee el contenido de un símbolo, puede descubrir su esencia.
El símbolo entonces
se torna para él una síntesis de su conocimiento, y le sirve para expresarlo y
transmitirlo, como le ha servido al hombre que lo ha instruido.
"Los símbolos
más simples: o los números 2, 3, 4, 5, 6, que los expresan, tienen un sentido
definido, en relación al desarrollo interior del hombre; muestran grados
diferentes -en la vía del perfeccionamiento de sí y del crecimiento del ser.
"El hombre, en
su estado ordinario, es considerado como una dualidad.
Está enteramente
constituido de dualidades, o de «parejas de contrarios».
Maurice Nicoll
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